GRANULOMA PERIAPICAL: Síntomas, tratamiento y complicaciones


Es una masa de reacción de granulación (tejido conjuntivo neoformado con inflamación crónica), localizado alrededor del ápice radicular. El Granuloma surge en respuesta al estímulo nocivo de baja intensidad, proveniente del canal radicular.


El Granuloma esta constituido morfológicamente de fibroblastos, macrófagos, capilares, fibras colágenas y sustancia fundamental. El Granuloma puede tener excelente capacidad de regeneración y rápidamente se convierte en tejido periapical normal, cuando el irritante es removido, o sea, el canal radicular es tratado.


Causas

La formación del granuloma puede considerarse un mecanismo de defensa del organismo, que reacciona de esta forma frente a la presencia de gérmenes nocivos procedentes de la pulpa, dentina o periodonto. Las causas más frecuentes para este hecho son tres:

► Caries. Algunas bacterias que forman parte de la flora bacteriana de la boca se alimentan del azúcar que permanece como residuo de nuestra alimentación y la transforman en ácidos que corroen al esmalte dental. Cuando éste se debilita demasiado, distintos microorganismos destruyen la corona y llegan al centro (dentina y pula) de la pieza afectada. Si no hay atención de un odontólogo, la infección puede avanzar hasta la parte inferior de la raíz dental.

► Enfermedad periodontal. Ocurre cuando la sobrepoblación de bacterias en la boca hace que las encías se retraigan y dejen descubierta la raíz. En un principio, esto se manifiesta con hipersensibilidad (tomar alimentos calientes, fríos, o incluso aspirar aire por la boca resulta doloroso), y más adelante con gingivitis (sangrado de las encías). Cuando el problema sigue evolucionando, los gérmenes llegan al periodonto, pudiendo ocasionar pérdida del diente y abscesos.

► Accidentes y golpes. Fuertes impactos en las piezas llegan a generar su ruptura, de modo que, como en el caso de la caries, se forman aberturas que permiten el paso de bacterias al centro y raíz del diente.


Síntomas

Aunque en ocasiones el granuloma dental no ocasiona molestia alguna, son mucho más frecuentes los casos en que se acompaña de diversos síntomas:

► Dolor severo y casi siempre pulsátil en un diente.
► Malestar al masticar o al ejercer presión en la pieza afectada.
► Sensibilidad del diente al calor o frío.
► Sabor amargo en la boca.
► En algunas ocasiones puede observarse inflamación en forma de bulto en la base del diente afectado.
► También llega a manifestarse elevación de la temperatura e inflamación de los ganglios en el cuello.
► Malestar general.

La presencia de estas manifestaciones exige la atención por parte de un odontólogo, quien establecerá el diagnóstico al realizar un historial médico, supervisión física de la boca y la toma de una radiografía centrada fundamentalmente en la raíz del diente afectado.


Tratamiento

El tratamiento del granuloma apical puede ser:

► La eliminación de la pieza afectada, al extraerla puede salir adherido al ápice el granuloma o debe ser cureteado; aunque mejor es.

► Tratamiento conservador: mediante endodoncia y rehabilitación de la pieza dentaria. Lamentablemente muchos pacientes se realizan la endodoncia y no vuelven a realizarse la rehabilitación. La re-exposición al medio oral de los conductos tratados permite la infiltración bacteriana, por lo que el proceso apical se puede reagudizar y se termina con perder la pieza dentaria. Una vez eliminado el foco infeccioso, la lesión perirradicular puede resolverse con la formación de tejido óseo o fibroso; en este último caso puede permanecer como una cicatriz apical.



Complicaciones

El especialista que atiende un granuloma dental busca eliminar la infección y, en todo momento, debe tratar de preservar el diente a la vez que busca prevenir las desfavorables consecuencias. Por lo general, el tratamiento puede ser de dos tipos:

► Médico o convencional. El odontólogo receta antibióticos para combatir la infección, a la vez que recomienda el uso de enjuagues bucales especiales que esterilizan la región afectada, alivian el dolor y estimulan la restauración de los tejidos. Dolor y fiebre pueden controlarse con medicamentos de venta libre o haciendo buches de agua tibia con sal; nunca se debe colocar una pastilla analgésica (ácido acetilsalicílico), paracetamol, ibuprofeno) directamente sobre el diente o la encía, ya que esto aumenta la irritación y provoca ulceraciones.

► Quirúrgico. En casos graves, o en los que el tratamiento convencional no da resultados, se procede a realizar apicectomía, intervención en la que se remueven las partes afectadas del diente y la sección apical junto con el granuloma. La mayor parte de la de la raíz y de la superficie dental permanecen en su sitio, en tanto que la cavidad resultante se cierra. Desafortunadamente, hay casos muy avanzados en que no es posible salvar al diente, de modo que se extrae definitivamente.


Aunque no lo parezca, la falta de atención a un absceso dental tiene consecuencias severas, que van de la pérdida de la pieza a la propagación de la infección, generando uno o más de estos padecimientos:

► Celulitis facial. Es la infección por bacterias en los tejidos blandos y profundos del rostro, que en las regiones afectadas luce enrojecido, tenso y en ocasiones con granitos (erupción). Su tratamiento requiere antibióticos.

► Angina de Ludwig. Infección de los tejidos localizados debajo de la lengua y en la parte inferior de la boca. Genera inflamación y dolor en cuello, fiebre, fatiga, confusión y dificultad respiratoria. Puede ocasionar la hospitalización del paciente.

► Osteomielitis de maxilar. Ocurre en caso de que las bacterias se establezcan en el hueso; genera gran dolor, fiebre, hinchazón en la zona afectada y malestar general. Se combate con antibióticos por vía intravenosa y a veces con cirugía para remover las partes del hueso que han muerto.

► Abscesos cerebrales. Son cúmulos de pus en la región del encéfalo que surgen cuando las bacterias del granuloma viajan por las vías sanguíneas. Sus síntomas son dolor de cabeza, rigidez del cuello, fiebre, malestar general y alteraciones de la vista; pueden presentarse paulatinamente (en dos semanas) o de manera súbita. Es una emergencia médica que requiere hospitalización.

► Endocarditis. Infección de las válvulas cardiacas que se manifiesta con fatiga, fiebre, dificultad para respirar, anormalidades en el ritmo cardiaco y sudoración. El tratamiento con antibióticos dura hasta 6 semanas y, en casos severos, puede desencadenar insuficiencia (incapacidad del corazón para bombear sangre adecuadamente).

► Neumonía. Tos con expectoración (flemas), fiebre, escalofrío, dolor torácico y problemas para respirar son algunas de las manifestaciones de la infección de los pulmones. Su atención también requiere la administración de antibióticos.

Fuente: ecured


Dentística