PDF: Enfermedades orales inducidas por el VIH y Bioseguridad


Casi a finales del siglo XX cuando ya se pensaba que la mayoría de las enfermedades transmisibles había dejado de ser una amenaza, una nueva enfermedad se convirtió en poco tiempo en una de las epidemias más graves de la época moderna.




El Centro de Control de Enfermedades Transmisibles de los Estados Unidos dio a conocer en 1981 a la comunidad médica mundial y a la población en general, una nueva enfermedad caracterizada por un cuadro clínico peculiar, consistente en infecciones producidas por gérmenes oportunistas, neoplasias o ambas alteraciones, asociadas todas ellas con una inmunodeficiencia severa inexplicable, que posteriormente se evidenció era producida por un virus: el VIH.


La fase de la infección aguda por VIH se inicia en el momento del contagio. El virus se propaga por el cuerpo de la persona contagiada a través de sus fluidos corporales. En un plazo de días, el VIH infecta no solo las células expuestas inicialmente (por ejemplo, las células de la mucosa vaginal o rectal en el caso de una infección por vía sexual) sino también los ganglios linfáticos.

Durante ese tiempo, el VIH se multiplica dentro del organismo hasta alcanzar niveles propios de la infección crónica. El tejido linfoide asociado a los intestinos constituye uno de los principales espacios del cuerpo humano donde tiene lugar la reproducción inicial del VIH por su alto contenido de linfocitos T CD4.









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