Podríamos definirla como toda reacción inflamatoria de la mucosa del seno maxilar consecutiva a una lesión dentaria.
La etiología de la sinusitis de origen odontogénico incluye:
► Absceso o granuloma apical.
► Restos radiculares
o dientes introducidos en el seno maxilar en el curso de una
exodoncia.
► Materiales dentales introducidos en el
seno maxilar en el curso de una endodoncia o de cualquier otro
tratamiento odontológico.
► Perforación del seno maxilar en la colocación de implantes osteointegrados, o en las técnicas de levantamiento del seno maxilar (sinus Ufi).
► Enfermedad periodontal
avanzada. Infecciones en relación con quistes
maxilares (residual, folicular, etc.).
► Infecciones en relación con dientes incluidos.
► Infecciones producidas después de traumatismos alveolodentarios o del tercio medio facial. Por supuesto que
lo más frecuente es que la infección del seno maxilar esté en
relación con un diente o dientes infectados.
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Una infección apical
puede perforar la pared del antro creando una sinusitis maxilar.
El alivio de la presión y el drenaje hacia la cavidad antral puede
camuflar la participación dentaria.
► Las lesiones periodontales
extensas pueden alcanzar el seno maxilar a través de las furcas
de los molares maxilares. A menudo estas lesiones no se detectan
debido a que son asintomáticas en relación con los dientes
comprometidos.
TRATAMIENTO DE LA SINUSITIS ODONTOGÉNICA
El tratamiento consistirá en la solución del problema que afecta a los dientes causales y al tiempo sinusal propiamente dicho.
Clásicamente se aconseja la extracción del diente causal lo más precozmente posible.
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Nosotros creemos no obstante que debe adoptarse una actitud mucho más matizada, puesto que debe intentarse el tratamiento conservador siempre que éste sea posible.
Podemos, por tanto, enfriar los problemas agudos con antibioticoterapia, punción-lavado sinusal, apertura de la cámara y, si
la evolución es buena, terminaremos con el tratamiento endodóncico.
En caso de resistencia al tratamiento conservador o de agravamiento, puede imponerse la avulsión dentaria que muchas veces puede dejar una fístula o una comunicación bucosinusal.
En algunos casos pueden intentarse otros tipos de tratamiento conservador como, por ejemplo, la cirugía periapical, siempre
y cuando exista una buena accesibilidad de la lesión periapical, o
la amputación radicular (extracción de una sola raíz de un molar,
por ejemplo) o la hemisección dentaria.