La palabra afta procede del término griego “Aphtay” y significa quemadura. Es la lesión vesiculosa por antonomasia.
Se trata de una lesión elemental elevada de contenido líquido, claro, que se localizan en el epitelio y que generalmente no dejan cicatriz, excepto el afta de Sutton.
El nombre de afta lo llevan diversos procesos totalmente diferentes: traumática, vulgar, de Bednar, neurótica etc, las cuales tienen características clínicas, histológicas, evolutivas, pronósticas y terapéuticas diferentes.
Las aftas se definen como un estado vesículo-ulceroso sobre una base eritematosa y fondo amarillento y pasan por una serie de periodos.
PERIODO VESICULOSO
Es un periodo difícil de visualizar durante el cual, el afta presenta un diámetro de 2 a 5 mm y elevación del epitelio que recubre un punto amarillento rodeado por un halo eritematoso y pasados 2-3 días aparece una cierta opacidad.
PERIODO ULCEROSO
Ocurre tras el desgarro del techo epitelial. El fondo presenta detritus celulares y fibrina e infiltrado de neutrófilos en los márgenes y en profundidad.
Durante este periodo, proliferan los fibroblastos en la base y empieza la angiogénesis.
A su vez, el tejido de granulación va rellenando el fondo y la mucosa que rodea la vesícula se hunde.
Es un periodo muy doloroso, durante el cual los pacientes refieren sensación de
quemazón, dificultad en masticación, deglución e incluso fonación. Pueden darse linfadenitis regionales.
PERIODO DE CICATRIZACIÓN
La úlcera se limpia y reepiteliza sin dejar cicatriz.