La atresia maxilar es una alteración que se presenta por la falta de crecimiento y desarrollo transversal del maxilar superior. Se caracteriza por presentar el arco del maxilar angosto en forma de “V” o “U” presentando un paladar estrecho y alto.
Según Herrera la insuficiencia transversal del maxilar superior es a menudo la causa de una mordida cruzada posterior que puede ser mono o bilateral.
Esta patología sigue siendo un reto para los cirujanos orales y maxilofaciales, ya que la pérdida ósea grave impide la colocación de implantes osteointegrados en las posiciones protésicamente ideales.
Por ello se han desarrollado diferentes procedimientos quirúrgicos: la reconstrucción o regeneración del proceso alveolar; implantes en posiciones especiales; y las estructuras subperiósticas no osteointegradas.
En los años 80, el profesor Brånemark desarrolló un protocolo para la colocación de implantes cigomáticos.
El procedimiento era por la vía intrasinusal desde la parte más palatina del hueso alveolar remanente hasta el hueso malar, y sobre ellos se colocaba una prótesis que tenía un gran componente palatino que causaba alteraciones en la fonación y un importante disconfort.
Para el 2011 se desarrolla la técnica ZAGA2, la cual maximiza la posición ideal prostética para la emergencia crestal del implante, consiguiendo un mayor confort gracias a una prótesis más liviana, higiénica y estética.
La inserción de los implantes cigomáticos es una técnica quirúrgica compleja que se realiza sin injertos óseos y que incorpora implantes de una longitud aproximada de 35-50 mm en el hueso malar o cigoma, emergiendo sus conexiones a nivel premolar en el paladar para su posterior rehabilitación prostodoncia.
La colocación de implantes cigomáticos puede presentar complicaciones como sinusitis (la más habitual); así como dolor persistente, comunicación bucosinusal, infección de tejidos blandos, alteraciones sensitivas, hematoma periorbitario y sangrado nasal temporario.
Otras complicaciones asociadas a la colocación de implantes cigomáticos son lesión/penetración orbitaria, formación de fístulas oroantrales, déficit temporal de los nervios sensoriales y fenestración cortical vestibular.
Para evitar complicaciones se ha propuesto métodos como el de la ventana ósea retenida tras una elevación sinusal extendida, la cual funciona a manera de escudo protegiendo la integridad de la membrana sinusal durante la inserción del implante cigomático, mostrando buenos resultados.
En el caso de atrofia maxilar severa, donde es imposible la colocación de implantes convencionales, se han diseñado múltiples tratamientos con el objetivo de alcanzar la calidad y cantidad de hueso necesarias para la colocación de implantes convencionales, como los injertos extraorales de cresta iliaca, elevaciones de membrana sinusal o colocación de injertos en bloque para aumento de reborde; sin embargo, estos tratamientos aumentan el periodo de espera para la rehabilitación final y la morbilidad.
FUENTE: TESLA Revista Científica ISSN
Cristian Roberto Sigcho Romero, Carlos Eduardo Espinoza Chávez, Víctor Israel Crespo Mora, Raciel Jorge Sánchez Sánchez
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