En la endodoncia moderna, el hipoclorito sódico (NaOCl) se erige como el irrigante estándar debido a su capacidad para disolver tejido necrosado y eliminar bacterias en el sistema de conductos radiculares.
Utilizado desde principios del siglo XX, su efectividad descansa en tres propiedades principales: acción antimicrobiana, disolución de materia orgánica y bajo costo.
Se emplea en concentraciones que varían entre 0,5 % y 6 % (e incluso hasta 8,25 %), adaptándose a las necesidades clínicas.
A pesar de su popularidad, su uso conlleva riesgos y limitaciones, como la falta de eliminación de la capa de paro (smear layer), su citotoxicidad a tejidos periapicales y un efecto adverso potencial en la estructura del dentina.
Abordar estas deficiencias exige protocolos complementarios que incluyen agentes quelantes, técnicas de calentamiento y activación ultrasónica.
Ventajas
1. Amplio espectro antimicrobiano y disolución de tejido
NaOCl elimina eficazmente biofilms y patógenos como Enterococcus faecalis y Candida albicans, gracias a su alta alcalinidad y capacidad de formar ácido hipocloroso.
2. Capacidad de disolver tejido necrosado
La propiedad proteolítica y de saponificación permite descomponer colágeno y lípidos, logrando una limpieza profunda del conducto radicular.
3. Adaptabilidad operacional y coste bajo
Disponible en diversas concentraciones (0,5 %–6 %), puede calentarse extraoramente para acelerar su acción sin comprometer la integridad dentinaria.
4. Seguridad estructural del conducto
Estudios recientes muestran que irrigar con NaOCl, incluso a 5,25 % a 70 °C, no reduce de forma clínicamente significativa la resistencia a la compresión del dentina.
► DENTAL BOOK: Cohen’s Pathways of the Pulp – 12th Edition (2020): The Ultimate Guide in Endodontics
Desventajas
1. No elimina la capa de paro
Si bien disuelve tejido orgánico, no elimina restos minerales, por lo que requiere un agente quelante (EDTA, ácido cítrico) para limpiar correctamente la pared radicular.
2. Citotoxicidad potencial
La exposición en alta concentración puede causar quemaduras, edema, y dolor intenso si se extruye periapicalmente — el llamado “accidente con NaOCl”.
3. Efecto residual limitado (sin substantividad)
A diferencia de la clorhexidina, no ofrece efecto antimicrobiano prolongado sobre las paredes dentinarias.
4. Efecto adverso en propiedades mecánicas del dentina
Concentraciones elevadas pueden reducir la resistencia flexural y el módulo elástico, especialmente con tiempos de exposición prolongados.
5. Riesgo de precipitaciones con otros irrigantes
La combinación con clorhexidina produce precipitados color marrón (para-cloroanilina), y mezclas con EDTA reducen su eficacia si no se enjuaga correctamente.
Estrategias recomendadas
✔ Protocolos irrigantes combinados
1. Rociar con NaOCl entre limas (2 – 5,25 %).
2. Enjuague con EDTA (17 %) para eliminar smear layer.
3. Aplicación final de NaOCl para limpiar conductos y dentinales descubiertos.
✔ Activación del irrigante
El uso de ultrasonido, sistemas sónicos o calentamiento (hasta 45 °C intracanal) mejora la penetración y la acción disolvente sin dañar el conducto.
✔ Control de extrusión y toxicidad
Jeringas con aguja tipo lateral, presión moderada y aislamiento con dique reducen significativamente el riesgo de accidente.
Conclusión
El hipoclorito sódico sigue siendo el irrigante primordial en endodoncia por su efectividad antimicrobiana y capacidad para disolver tejido.
No obstante, presenta limitaciones importantes: no elimina la smear layer, es citotóxico en exceso y puede debilitar el dentina con el tiempo.
Su uso requiere protocolos complementarios, técnicas de activación y estrictas medidas de seguridad.
📚 Referencia para revisión
- Expert Consensus on Irrigation and Intracanal Medication in Root Canal Therapy. International Journal (Nature), 2024.