La decisión para la extracción en los tratamientos de ortodoncia es una de las más críticas, esta depende de la experiencia clínica personal.
La razón principal para realizar
extracciones es bien conocida: el apiñamiento, la protrusión dentoalveolar, la necesidad de la alteración del perfil facial y discrepancias maxilares anteroposteriores leves.
Una alternativa para la obtención de espacio en las arcadas dentarias durante el tratamiento ortodóntico, son las extracciones simétricas de dientes permanentes, permitiendo así la corrección de apiñamientos, protrusiones dentarias o problemas sagitales que favorezcan el establecimiento de una
oclusión óptima, funcional y estable.
Aun así, desde tiempos inmemorables ha existido a lo largo de los años una gran controversia en la literatura ortodóncica, sobre la necesidad de llevar a cabo el tratamiento con o sin extracciones dentarias.
Más aún, esta controversia es más intensa cuando se trata de extracciones asimétricas. Se pueden realizar también los siguientes tratamientos: Distalamiento molar o protrusión incisiva, correcciones de rotaciones y angulaciones, stripping y/o expansión, quizás este último sea junto con la extracción, el método terapéutico que más haga dudar a la hora de elaborar un plan de tratamiento que proporcione unos resultados óptimos y satisfactorios, donde cobra una relevante importancia la estabilidad de los resultados finales del tratamiento.
No sólo ha habido una gran diferencia a lo largo de los años en cuanto a la realización de un tratamiento extractivo o no extractivo, sino que también han existido y existen discrepancias en cuanto a las diferentes localizaciones geográficas. Esto se debe fundamentalmente a influencias biológicas y socioeconómicas.
Presentamos un caso clínico donde se practica el tratamiento de extracciones asimétricas con óptimos resultados finales.