El objetivo de esta revisión bibliográfica es detallar el proceso paso a paso de la selección del paciente y la evaluación de su estado físico, para completar con éxito la cita de sedación, ayudando al clínico a decidir sobre el procedimiento farmacológico y obtener así, un tratamiento dental de alta calidad.
El manejo odontológico de pacientes pediátricos constituye un reto en la práctica profesional.
La variabilidad de patologías presentes en la población infantil y su poca o nula cooperación frente al tratamiento dental, dificultan o entorpecen en muchas ocasiones los resultados en los tratamientos.
Está bien fundamentado que terapéuticas no tan satisfactorias y/o deficientes generan en la población infantil recuerdos negativos a los procedimientos y rechazo a la atención odontológica.
La Academia Americana de Odontología Pediátrica (AAPD), desde 1988, ha promulgado guías para conducta y orientación de los niños frente a la atención dental hoy en día se han evidenciado dos propuestas claras de atención: una guía de atención básica para el manejo de comportamiento, en la que se utiliza con mayor frecuencia la técnica decir-mostrar-hacer con mayor frecuencia por sus resultados positivos en la práctica profesional; y una guía avanzada de atención infantil indicada en aquellos pacientes no cooperativos, con un alto nivel de estrés, falta de madurez o discapacidad mental y física que requiera largo tiempo de trabajo operatorio.
Esta guía engloba procedimientos como: estabilización protectora, sedación y anestesia general.
Indudablemente la técnica adecuada de atención se debate con los padres, se informan los procedimientos a seguir, y se comunican los riesgos/beneficios de cada procedimiento.
Alternativas farmacológicas como la sedación pretenden controlar el comportamiento y minimizar la respuesta negativa del niño, a través de cuatro grados de diferenciación sedativa: ansiolisis, sedación consiente, sedación profunda y anestesia general; a menudo los padres optan por esta alternativa independientemente de su vía de administración, cuando la prioridad de ellos es evitar desencadenar traumas en sus hijos.
La Asociación Americana de Anestesiología (ASA) ha establecido el “Sistema de Clasificación del Estado Físico”, estableciendo 6 categorías específicas que constituyen un referente principal para la selección del paciente previa sedación.
Adicionalmente una vez establecido el ASA del niño, la evaluación preoperatoria implica la revisión de sistemas principales entre ellos: respiratorio, cardiovascular y nervioso central, las variaciones anatómicas entre niños y adultos llevan a un estudio minucioso previo sobre todo de las vías respiratorias en cuanto a su tamaño, forma y posición.
Las complicaciones más frecuentes que pueden presentarse durante un proceso de sedación se deben justamente a las variaciones anatómicas del paciente pediátrico, por ende, tanto el proveedor de atención dental como el anestesiólogo deben estar preparados y disponer de los recursos físicos y materiales para poder actuar ante cualquier urgencia o en su defecto emergencia que se presente.