Observando la sección “The Readers Corner” de la revista JCO, vemos cómo han ido aumentando las aplicaciones de los alineadores.
Si en el año 2001 se limitaban a considerarlos una herramienta útil para tratar casos de Clase I con apiñamientos leves, en 2014 se hablaba ya de casos de extracciones, Clases II y mordidas abiertas con resultados cada vez más satisfactorios.
Align posee la mayor base de datos de movimiento dental de la historia, sobre la que sustentan gran parte de sus continuas mejoras.
Esto, junto con el esfuerzo de muchos ortodoncistas por comprender la
“biomecánica del plástico”, está mejorando la imagen de los alineadores entre los especialistas, por el hecho indiscutible de que los resultados son cada vez mejores.
De hecho, un estudio que evalúa los casos tratados con alineadores mediante los objetivos ABO halló resultados similares a los tratados con brackets en aspectos como el alineamiento, los márgenes gingivales, los contactos interproximales y el paralelismo radicular.
Sin embargo, los alineadores no logran resultados satisfactorios a nivel oclusal.
Ya sea porque el plástico interpuesto entre los dientes dificulta el autoengranaje o por el insuficiente control radicular, conseguir una buena intercuspidación no resulta sencillo.
Para tener una idea general sobre el soporte científico del sistema, repasando la literatura vemos que algunos estudios cifran la eficacia media global del tratamiento con Invisalign® en un 59%.
Parece que el movimiento más predecible y exacto es el de distalar el molar superior, con una eficacia del 87%, seguido de la expresión del torque del incisivo superior con una eficacia del 42% y por último la desrotación de los premolares (40%).
En un estudio realizado por Kravitz en el año 2009 se evaluaba la eficacia de Invisalign® en la zona anterior, concluyendo que existe una eficacia en el tratamiento de un 41%, siendo los movimientos más efectivos la compresión de los caninos inferiores y la rotación de los incisivos centrales maxilares, mientras que la extrusión de los mismos y la inclinación mesio-distal de los caninos mandibulares eran los menos precisos.
Entre las indicaciones más comúnmente admitidas encontramos: leve o moderado apiñamiento de 1 a 5 mm que se pueda solucionar con IPR (interproximal reduction) o expansión, leve o moderado espaciamiento, apiñamiento severo tratado con la extracción de un incisivo inferior, sobremordida aumentada que puede ser manejada mediante la intrusión y el avance de los incisivos, corrección de la mordida abierta por intrusión molar y protección de las superficies oclusales para pacientes bruxistas.
Otros estudios también coinciden en que el movimiento más difícil fue el movimiento en masa para el cierre de espacios de extracciones.
Al día de hoy es francamente difícil, si no imposible, emitir un juicio con base científica sobre la eficacia real de los alineadores para realizar determinados movimientos, y por tanto sobre sus posibles indicaciones o contraindicaciones. Y esto es así por varios motivos.
En primer lugar porque estamos empezando a entender cómo los alineadores mueven los dientes, y la curva de aprendizaje es mucho más lenta de lo que en principio pudiera parecer.
Por eso la eficacia está indudablemente unida a la experiencia y a la formación.
Los profesionales con mayores conocimientos y más número de casos tratados tendrán mejores resultados, lo que no es ninguna sorpresa porque es lo que pasa al incorporar cualquier técnica nueva a la práctica clínica.
En segundo lugar porque el sistema presenta innovaciones continuas, con aditamentos y protocolos renovados que consiguen mejorar de manera significativa los resultados en los casos más complejos, lo que hace obsoleto en poco tiempo cualquier estudio serio.
Por ejemplo los protocolos en el uso de elásticos, la reducción interproximal (IPR), ataches con un diseño más especializado que mejoran tanto los movimientos de extrusión como los de rotación o el control de los movimientos radiculares, power ridges para el tratamiento de la sobremordida y la retrusión de incisivos, prestaciones especiales para adolescentes, etc.
Y en tercer lugar, porque, como ya hemos dicho, el ingente feed-back que la empresa recibe de los resultados de los tratamientos realizados le permite corregir y mejorar de manera muy rápida los algoritmos que planifican los distintos movimientos, así como las secuencias más eficaces.
Basten como ejemplo estos cuatro casos tratados recientemente, con maloclusiones muy diferentes y cuyos resultados, superponibles a los logrados con aparatología convencional, eran impensables hace tan solo unos pocos años.