La irrigación del sistema de conductos radiculares con soluciones antibacterianas es ampliamente considerada como una de las partes más esenciales de la preparación químico-mecánica de los tratamientos endodónticos.
El protocolo de irrigación en endodoncia propuesto por Ardila y colaboradores es:
1. Se inicia con la neutralización de la cámara pulpar, instrumentando desde la corona al ápice para evitar la intrusión de bacterias al periápice.
Se realiza con activación pasiva, inundando directamente, con una jeringa y aguja de irrigar, la cavidad de acceso con hipoclorito de sodio al 5,25% o introducir una torunda de algodón impregnada de la misma solución durante 5 minutos.
Si se cuenta con irrigación asistida con ultrasonido deberá activar el hipoclorito durante 2 minutos en cámara pulpar.
2. Luego se continua con la técnica de irrigación convencional o pasiva, depositando la solución irrigadora dentro de los conductos, preferiblemente con agujas de calibre 30 con salida lateral, agitando de manera dinámica, es decir, realizando movimientos de introduciendo y retirando la aguja en el conducto.
3. La aguja debe quedar desahogada dentro del conducto con el propósito de que la solución se dirija hacia apical y al mismo tiempo permita la salida del líquido hacia coronal evitando extrusión de líquido a los tejidos periapicales.
4. El proceso de irrigación siempre debe estar acompañado de dispositivos de succión, como los eyectores de conductos que aspiran la solución irrigadora de la cámara pulpar y en un porcentaje reducido del conducto radicular.
5. Irrigación durante la instrumentación, de acuerdo con Muñoz (2012):
a. El hipoclorito de sodio al 5,25% debe utilizarse durante todo el proceso de instrumentación sin ser combinado con otros irrigantes.
b. En los casos de irrigación pasiva con aguja y jeringa, esta puede ser combinada con agitación manual dinámica, llevando limas de menor calibre al conducto realizando movimientos de intrusión y extrusión dentro del conducto.
c. En los casos de ser irrigación asistida o activa por ultrasonido, se debe inundar la cámara pulpar y el conducto radicular con hipoclorito de sodio al 5,25% con una jeringa y aguja de seguridad con salida lateral.
d. Se recomienda el uso de alcohol al 90% como agente tensioactivo, para disminuir la tensión superficial dentro de las paredes del conducto, permitiendo que el irrigante se difunda con más facilidad aumentando su ángulo de contacto.
Esto puede realizarse irrigando alternamente con otra jeringa y aguja de irrigar, o combinarlo en una misma jeringa con el hipoclorito de sodio al 5,25%.
e. Hay que considerar que para que el hipoclorito de sodio aumente su efecto y su penetración dentinal, su temperatura debe ser aumentada a 50 C, en concentración 5,25%, aumentar el tiempo de contacto y disminuir la tensión superficial para potencializar su rendimiento.
6. Terminado el proceso de instrumentación, donde se irriga solo con hipoclorito de sodio, se procede a realizar el secado de los conductos radiculares con conos de papel estériles.
7. Para neutralizar e inactivar el hipoclorito de sodio se realiza un lavado de los conductos radiculares con alcohol isopropílico y finalmente secado con conos de papel estériles.
8. Finalmente, puede utilizarse como solución irrigadora el EDTA al 17% de 2 a 3 minutos con la intención de remover la capa de barrillo dentinario remanente en los túbulos, aumentando la permeabilidad de la dentina y facilitando la difusión del cemento sellador y logrando un mono-bloque entre cono de gutapercha, cemento sellador y dentina.
9. Lavar con suero fisiológico y secar con conos de papel estériles.
10. Teniendo en cuenta que, en el caso de diente no vitales, donde puede existir persistencia bacteriana es necesario utilizar la tercera solución irrigadora, clorhexidina al 2% por 5 minutos debido a su propiedad antimicrobiana y sustantividad.
11. Finamente secar el conducto radicular, con conos de papel estériles previo a la obturación.